Los accidentes en motocicleta son la causa más conocida de traumatismos cerebrales en el mundo. Cada accidente deja lesiones graves en cabeza, cuello y hasta ocasionan la muerte.
Los motociclistas están permanentemente expuestos a ser embestidos por los demás conductores.
La Administración Nacional de Tráfico en Carretera de USA estima que, por cada kilómetro recorrido, el motociclista es más propenso a morir en comparación a las personas que van dentro de un vehículo de cuatro ruedas.
Estudios recomiendan que para prevenir una lesión cerebral, el casco debe tener las certificaciones vigentes (DOT, ECE, etc.) y ser usado con responsabilidad. En el caso de que un casco no esté bien sujetado, o haya tenido un accidente anterior, o se encuentre en malas condiciones o viejo, no garantiza evitar daños cerebrales o incluso la muerte.
Aunque el casco reduce significativamente la posibilidad de sufrir daño cerebral y la muerte, los conductores deben estar atentos a otros factores que escapan a ello, tales como revisar la moto antes de cada viaje, ajustar la suspensión, la presión de los neumáticos, usar guantes, botas y todo el equipo de protección necesario para ello, con el fin de poder adaptarse a las condiciones cambiantes de la carretera o ante algún imprevisto.
El costo del daño cerebral pasa por varios estadios que van desde una conmoción cerebral leve hasta una discapacidad severa que cambia la vida del motociclista, llegando a ocasionar problemas para comunicarse, cambios en el carácter, esquizofrenia o coma. Dado que el cerebro no puede curarse como sí lo hacen los otros órganos, estos problemas durarán toda la vida y generarán costos incalculables.